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miércoles, 5 de marzo de 2014

LAS RABIETAS UN CAMINO HACIA LA AUTONOMÍA

Os resumo-subrayo el artículo de Núria Alsina en Crecer en familia que me ha ayudado a entender a mis hijos y a adoptar mi postura limitadora respetuosa. Es lo que yo he considerado importante destacar, espero no diferir mucho de lo que pretendía decir la autora:


-       - Sobre los dos años el niño deja de ser el bebé que necesitaba permanente la figura del vínculo, pero aún no es suficientemente autónomo ni independiente para gestionar solo sus sentimientos y acciones. Eso le genera tensiones emocionales y conflictos en la relación con adultos y bebés.

-          - No desafían, sino que se autoconfirman. No debemos reaccionar como una confrontación personal o se sentirá desconcertado y en tensión entre su necesidad y la reacción que provoca.

-          - Tras una agresión hay la emoción de ira y tristeza. Está aprendiendo a gestionarlas.

-       - Nos puede parecer que las pautas que damos a los niños no tienen ningún efecto, pq deben de repetirse continuamente. Pero no es así.

-       - Estos episodios son frecuentes y muy desgastadores, no es recomendable responder con el castigo o la recompensa sin ver las causas de estos comportamientos. Cuanto más grande es la rabieta, más necesita de contención y afecto.

-          - Es importante que los adultos lo aceptemos y evitemos el juicio y la etiqueta sobre el niñ@.

-          - Si ha hecho daño a alguien será necesario que lo contengamos con un abrazo y cuando esté calmado le expliquemos lo que no nos gusta y por qué.

-         - La validación de los sentimientos del niño, sin juicios ni interpretaciones es un voto de confianza, de amor y de respeto.

-          - Con el afecto se espera que la explosión se pare.

-          - Los límites son para Rosa Jové: Los valores, las normas y el modelo.

-          - Nuestras vulnerabilidades saldrán a la luz con las vivencias de los niños (las nuestras no las de ellos), como puede ser nuestra inseguridad. Cuando no distinguimos nuestras propias áreas sensibles estamos abocados a gestionar dos problemas. Un modelo maduro y coherente sería gestionar primero nuestras emociones y después ocuparnos de las de ellos.


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